Agua para la refrigeración más natural


Cuando hace calor el agua se convierte, además del fluido básico de hidratación del cuerpo, en una fuente de refrigeración también inestimable.

La relación del agua con el calor es una consecuencia de la naturaleza física y química del fluido que beneficia la vida y que ofrece un gran bienestar al hombre.

Para comprender la relación que hay entre agua y calor, es importante tener en cuenta algunas de las características más básicas de esta molécula tan común como esencial. Por un lado, el agua presenta un calor de vaporización bastante elevado y una temperatura de fusión proporcionalmente también muy elevada (hierve a cien grados).

Por este motivo, el agua necesita alcanzar mucha temperatura para aumentar su propia temperatura, ya que, debido a las características físicas, se resiste a calentarse en gran medida

Las moléculas de agua están formadas por do átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. La unión entre los átomos de hidrógeno es muy fuerte y estable, de forma que resultan difíciles de romper

De esta forma, los dos hidrógenos se resisten a desprenderse y solo lo hacen cuando la temperatura es muy elevada, comparado con lo que sucede en las mismas situaciones con otros fluidos.

Por este motivo, cuando el agua se evapora, se lleva parte del calor, un fenómeno que en organismos como el humano resulta también muy beneficioso. Se trata del efecto del sudor, que elimina de el sobrecalentamiento de la piel, un exceso de temperatura que resulta muy nocivo para esta parte del cuerpo tan extensa y expuesta como es la piel.

Por este motivo, el agua constituye un valor inestimable para refrescarse cuando hace mucho calor.

En diminutiva, al beber agua, de una fuente de agua instalada en la oficina, por ejemplo, se contribuye a saciar su sed, a la vez que el fluido activa y prolonga los beneficios de su mecanismo de refrigeración más natural.

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