Aguas digestivas sí, aguas para la digestión no


 

Algunos nutricionistas y dietistas afirman que es mejor no ingerir agua durante las comidas, e incluso no hacerlo en los treinta minutos anteriores o posteriores a las comidas. De esta forma, se favorece la eficacia del proceso digestivo. Los jugos gástricos no requieren la adición de más agua para garantizar su eficacia, de forma que un aumento de agua en el estómago los hace menos eficaces y, en consecuencia, la digestión se hace más larga y dificultosa. Algunas personas con problemas de obesidad o que quieren mantener una dieta adelgazan, por ejemplo, ingieren agua abundante en las comidas para alcanzar antes la sensación de saciedad y comer menos, aunque en realidad, según la explicación anterior, no se trata de un buen método. Hay otras maneras de obtener los mismos resultados, por vías mucho más saludables. En primer lugar, es aconsejable tomar agua con una mineralización débil, es decir, un agua que conserve una proporción de minerales baja, sobre todo de sodio. Este tipo de agua tiene las características más adecuadas para ayudar a absorber los nutrientes ingeridos con mayor eficacia. Las fuentes de agua que se instalan en los centros de trabajo, por su parte, siempre ofrecen aguas muy controladas, y por lo tanto, un agua de calidad, con una mineralización débil, la más saludable y, a la vez, la mejor para facilitar la digestión.