Carbón activado para aguas de calidad


La mayoría de los filtros de agua que purifican el agua de las fuentes instaladas en los centros funcionan con carbón activado, un producto con extremas capacidades filtrantes que pueden obtenerse mediante dos mecanismos básicos, uno de activación física y otro de activación química.

Los filtros de agua que funcionan con carbones activados conseguidos mediante acciones físicas, se obtienen a partir de la carbonización que elimina el hidrógeno y el óxigeno, lo que da lugar a un tipo de filtro primario.

Esta fase de carbonizacíón térmica, va seguida de una segunda fase en la que se produce una gasificación, que aumenta el número de los poros y que confiere la verdadera consistencia al carbón activado.

Este proceso de producción de carbones activados por medios físicos se realiza en unos hornos específicos y bajo temperaturas que pueden llegar hasta 1.000 grados centígrados.

El segundo método para la obtención de carbones activados para los filtros de agua, el mecanismo de activación químico consiste en la adición al producto base de un agente químico que puede ser hidróxido de potasio o ácido fosfórico, y que reducen las proporciones de alquitrán y compuestos volátiles. El lavado final del carbón activado resultante permite la eliminación del ácido que haya quedado en el material y lo dejan preparado para su uso en los filtros.

Ambas fórmulas permiten la obtención de carbones activados con microporos que pueden ir desde los 0,25 nanómetros de diámetro a los 50 manómetros de diámetro y que, según su tamaño, pueden tener usos y aplicaciones diferentes.

Por lo tanto, esta estructura tan minúscula contenida en el interior de las fuentes, resulta realmente desapercibida para los usuarios aunque su función resulta esencial para conseguir un agua pura y más saludable.