Filtros de agua, recursos de limpieza redoblados


Los filtros de agua de las fuentes que obtienen un mayor rendimiento en cuanto a la limpieza de los caudales de agua para beber son de dos tipos muy distintos entre sí, pero a la vez, de funciones complementarias a la hora de aplicar los beneficios de la ósmosis inversa. En el mismo sistema hay unos filtros de agua dispuestos en forma de membranas, y otro filtro que se basa en las propiedades del carbón activado. El agua pasa por las membranas citadas y, a continuación, alcanza la segunda barrera y se filtra de nuevo, hasta salir al exterior de la máquina para cubrir las necesidades de hidratación de los usuarios con todas las garantías de salubridad. Estos filtros compuestos por membranas se fundamentan en la cualidad de semipermeablilidad de dichas membranas, que permiten así un filtrado selectivo. De esta forma, la trama de aberturas microscópicas de las membranas deja pasar el agua y sus partículas más pequeñas, como determinadas sales minerales, mientras que los componentes de mayor tamaño, que corresponden además a los no deseados, quedan adheridos a la membrana y se desvían al desagüe que los elimina del circuito. Este mecanismo permite que las membranas de los filtros retiren los sedimentos y los materiales que resultan inapropiados para la ingesta. La segunda parte del filtro, la que está confeccionada con carbón activado, constituye un filtro más selectivo, ya que las moléculas que han conseguido superar la primera barrera, quedan entonces atrapadas, y por lo tanto eliminadas, en el segundo filtro, al adherirse a la intrincada maraña de cavidades que forma la estructura porosa del carbón del interior de los filtros. En cualquier caso, este filtro de carbón puede llegar a saturarse, por lo que resulta importante que antes de que esto ocurra y de que el carbón activado pierda su capacidad de filtrado, hay que sustituirlos por otro filtro, un nuevo kit de filtrado con una nueva masa de materia, para que proceda el proceso de aislamiento y derivación de las sustancias que los usuarios no desean ver, oler o saborear en el agua que beben, y la fuente de agua siga funcionando con su máximo rendimiento.