Filtros de agua y osmosis inversa: ¿para qué sirve y cómo funciona?

Agua

Existen diferentes tipos de filtros de agua. Uno de ellos es la osmosis: un procedimiento de retención de contaminantes y de tratamiento químico y bacteriológico que garantiza la obtención de agua de muy buena calidad. El funcionamiento de un sistema de osmosis inversa se basa en la integración de distintos tipos de filtros, además de un membrana filtrante, lo que en conjunto compone un equipo de purificación de agua. En este artículo te contamos.

Haz click y descarga el ebook gratis "Miniguía del agua"

Funcionamiento y tipos de filtros de agua en osmosis inversa

Tanto los filtros como la membrana lo que hacen es filtrar contaminantes como metales pesados, exceso de sales, microorganismos, sustancias tóxicas, etc. El resultado final del proceso es la obtención, como hemos comentado, de agua de gran calidad y buen sabor. Las máquinas de osmosis incorporan los siguientes filtros:

Prefiltros

Se trata de tres filtros que limpian el agua antes de su paso por la membrana. Están construidos de carbón activo, lo que tiene varias ventajas: alarga la vida útil de la membrana, impide que se tapone con el cloro y otras sustancias y limpia el agua de sedimentos nocivos o que producen mal sabor.

Post filtro

Es un filtro, también de carbón, por el que pasa el agua que ya ha sufrido un proceso de osmosis en su paso a través de la membrana, produciéndose una especie de re-filtración. La finalidad de este filtro es mejorar la calidad del agua, ya que está especialmente diseñado para mejorar el gusto y, en definitiva, dejar el agua en las mejores condiciones posibles para el consumidor. 

Otra ventaja de este filtro es que elimina cualquier residuo, impurezas y olores del depósito y de las conducciones. Adicionalmente, existe la posibilidad de añadir un segundo post-filtro, denominado post-filtro remineralizador, con las siguientes funciones extra: eliminar el posible sabor residual que pudiera resultar del paso del agua por la membrana de ósmosis, regular el PH del agua de salida y mineralizar el agua.

Mantenimiento de filtros de agua: adiós a los malos olores y sabores

Una de las ventajas de los sistemas de osmosis inversa es su sencillo y económico mantenimiento. Básicamente se basa en la sustitución, cada cierto tiempo, de los distintos filtros y la membrana con el objeto de garantizar el correcto funcionamiento del aparato y mantener el buen sabor y la calidad del agua para evitar contagios por bacterias que podrían haber anidado en el aparato. 

En un equipo de ósmosis normalmente nos encontramos con cinco cartuchos en cuyo interior se encuentran los filtros: sedimentos, carbón activo (granular) y carbón activo (en bloque), la membrana y el postfiltro. La frecuencia de sustitución de los filtros depende tanto del fabricante como de la calidad del agua en cada zona, pero como norma general podemos establecer el siguiente calendario o programa de sustituciones:

  • Cambio de filtros: los tres, cada 6-12 meses.

  • Cambio del post-filtro: cada 12 meses.

  • Cambio de la membrana: cada 3 años o cuando se observe un empeoramiento de la calidad del agua.

Los filtros de agua de los dispensadores instalados en muchos centros de trabajo consiguen eliminar los sabores y olores desagradables del agua haciéndola más apetecible. Los filtros retienen, de esta forma, todas las partículas que confieren las características del agua no deseables, tanto las que tienen un origen natural como las que no. La lista de agentes causantes de olores y sabores indeseados del agua es muy extensa. Los agentes no naturales son:

  • La geosmina produce un olor a tierra y a hierba muy característico, debido al contenido microscópico de algas verdes disueltas en el agua.

  • El 7c dicatrienal también es un componente de las algas que pueden estar contenidas en el agua, aunque en este caso es el causante de un olor a pescado de mayor o menor intensidad.

  • El cloro, mucho más conocido, también está contenido en el agua, a veces, en cantidades importantes. La presencia de cloro en el agua da un olor parecido al de la lejía o a determinadas medicinas.

  • Las cloraminas, por su parte, confieren un aroma al agua que recuerda al de los geranios según la concentración en la que se encuentre, y su origen es también el cloro.

  • Los fenoles o clorofenoles dan un regusto de preparado medicinal, y su presencia se debe a los restos de residuos industriales y de la desinfección mediante la acción purificadora química de los cloros.

Por otro lado, hay sabores y olores del agua sin purificar y no tratada de origen natural. El olor a huevo podrido tan característico e inconfundible, por ejemplo, proviene en parte de la acción de los microorganismos anaerobios, que no necesitan aire para vivir. Pero también de la presencia de los sulfatos presentes en los sustratos, que las aguas pueden arrastrar a su paso y llegar en boca del consumidor final. Asimismo, en ocasiones hay aguas con un cierto olor a ajo y se debe a la presencia de gas metano contenido en el agua, que es el resultado de la descomposición de la materia orgánica. Con un sistema de osmosis inversa y sus correspondientes filtros de agua el problema de los sabores y los olores se soluciona.

Descarga la guía sobre agua filtrada y agua mineral