El concepto de desempeño laboral ha sido tomado del inglés performance o de perform. Aunque admite también la traducción como rendimiento, tiene que ver directamente con el logro de objetivos o tareas asignadas. En cualquier caso el desempeño tiene una relación muy estrecha con la eficacia y eficiencia del trabajo y la rentabilidad de la empresa.
Consiste en una valoración sistemática de la actuación de cada persona en función de las actividades que desempeña, las metas y los resultados que debe alcanzar, las competencias que ofrece y su potencial desarrollo.
Es también un proceso que sirve para juzgar o estimar el valor, la excelencia y las competencias de una persona, pero sobre todo, la aportación que hace al negocio de la organización. Este proceso recibe distintos nombres como; evaluación de méritos, evaluación personal, informes de avances o evaluación de la eficiencia grupal o individual,
La medición y evaluación del desempeño, aunque compleja, es beneficiosa tanto para los trabajadores como para las organizaciones, puesto que es la mejor forma de comprobar si los métodos de trabajo, las estrategias y los procesos van en la dirección adecuada o, por el contrario, se deben realizar ajustes para conseguir las metas y objetivos previstos por la empresa.
Algunos indicadores que nos pueden dar pistas sobre el nivel del desempeño son: la eficacia, la motivación o la satisfacción laboral.
El estado de salud de los trabajadores tiene una influencia directa en su rendimiento laboral y, por lo tanto, también en los resultados globales de la empresa a nivel de rentabilidad, eficiencia y productividad. La óptima salud de los integrantes de un equipo de trabajo es la mejor garantía de:
Las empresas pueden llegar a jugar un papel más importante de lo que en principio pueda parecer en la promoción, e incluso preservación, de la salud de sus empleados mediante acciones como:
Es precisamente en la salud psíquica donde las empresas pueden llegar a tener un mayor grado de influencia, puesto que muchos problemas de ansiedad, estrés, e incluso depresión, son debidos a problemas laborales, que pueden resolverse con una buena comunicación y mayor confianza entre los empleados y sus mandos y una mejor organización del trabajo.
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