Los botellones de las fuentes de agua se consideran ecológicas debido a dos factores: al plástico que se utiliza para fabricarlas y a la fórmula que se emplea para producirlas.
Son botellas que se pueden reciclar y que están fabricadas por un plástico denominado PET, el acrónimo en inglés de poliestireno tereftalato. Se trata de un polímero, en concreto, termoplástico lineal, que presenta una gran cualidad de cristalinidad.
Como sucede con la gran mayoría de los materiales termoplásticos se puede procesar para diferentes usos empleando varios procedimientos, lo que permite reciclar el plástico.
Así, se obtiene el sistema más clásico de soplado e inyección, también el soplado de preforma, el de termoconformado y la fabricación por extrusión. Cada tipo de PET, por lo tanto, tiene usos distintos y supone la aplicación de la fabricación según un modelo u otro, o según una combinación de varios modelos, que permite obtener el producto plástico final, en este caso, las botellas de agua ecológicas.
Sin embargo, las botellas de agua ecológicas hechas a base de PET no se fabrican solo mediante la aplicación de calor para proporcionarles la forma básica requerida, sino que también hay que saber cómo enfriar los acabados finales.
Por este motivo, es básico conseguir que sus constituyentes básicos, las microesférulas y las lamelas de cristal, no creen, en la fase final del proceso, opacidades en las botellas de agua ecológicas.
Por otro lado, la transparencia de las botellas de agua ecológicas está definida por la teoría cuántica. Para que las botellas queden totalmente transparentes, es importen que no se produzca lo que en inglés se conoce como "scattering", que corresponde a un desarrollo mínimo de los cristales, porque si esto ocurre, los estos cristales interfieren con las ondas de luz visibles, tal y como describe la teoría de los cuantos, y esa opacidad oscurece las superficies de las botellas de forma que no se puede ver el contenido de la botella.
