Índice de productividad: qué es y por qué es tan importante conocerlo

Gestión empresarial

 

Lo primero de todo: ¿qué se entiende por productividad?

La productividad es una medida de la eficiencia de la empresa y tiene mucho que ver con la puesta en marcha de circuitos de producción apropiados, la correcta organización de los diferentes elementos que configuran la organización y, especialmente, la optimización de los recursos de todo tipo, tanto humanos como técnicos y de infraestructuras.

 

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¿Cómo se mide el índice de productividad?

En principio, la productividad de una empresa o de una parte de su producción, como podría ser el proceso de fabricación de uno de los artículos de su catálogo, puede calcularse mediante una fórmula: es lo que se conoce como índice de productividad. Dicha fórmula es, básicamente, una división entre el beneficio obtenido y el coste total empleado. El resultado obtenido sería el índice de productividad. Un ejemplo sencillo de cálculo de dicho índice de productividad sería el siguiente:

  • Nuestra empresa se dedica a la fabricación de ordenadores personales.
  • Cada mes obtenemos un beneficio de 60.000 € por la venta de los mismos.
  • Los costes de fabricación totales (material, mano de obra, gastos fijos y variables, etc.) son de 25.000 €.
  • En este caso, la fórmula de obtención del índice de productividad sería: 60.000/25.000 = 2,4
  • Por lo tanto, el resultado del índice de productividad es de 2,4.
  • Contra mayor sea ese índice, más positiva será la rentabilidad y productividad de la empresa.

 

Los indicadores de productividad

Aunque la obtención del índice de productividad mediante la fórmula básica pueda parecer, en teoría, una cuestión sencilla, en la práctica no es así.

indice de productividad

Por una parte, la obtención de las cifras de la división no suele ser tarea fácil, sobre todo en empresas de un considerable tamaño o con unas líneas de negocios diversificadas en la producción y/o distribución de diferentes productos y/o la puesta en marcha de diversos servicios. Además, normalmente no se trata de unos cantidades fijas, puesto que los beneficios y los gastos pueden ser muy variables según la época del año en que nos encontremos y otros muchos factores y circunstancias. A nivel de beneficios, muchos productos y servicios son claramente estacionales. Esto significa, por ejemplo, que si nuestra empresa está relacionada (directa o indirectamente) con el turismo, nuestros ingresos van a ser muy variables en determinadas épocas del año. Y lo mismo ocurre con otros muchos productos o servicios, como determinados alimentos o todo lo relacionado con la restauración. El cálculo de la partida de gastos no está exenta tampoco de complejidad, puesto que debemos tener en cuenta gastos fijos como las materias primas (que por otro lado suelen tener un precio de adquisición también variable), los sueldos de la plantilla o las líneas de crédito contratadas. Pero tampoco  podemos obviar todos los conceptos variables: inversiones, reparaciones, contrataciones de personal de refuerzo y un largo etcétera. Todo esto se traduce en que cada empresa o negocio tiene que seleccionar  los indicadores que mejor se adapten a la actividad a la que se dedica, pudiendo ser cuantitativos y cualitativos, y en ocasiones con un cierto nivel de valoración subjetiva. La mayoría de empresas acaban utilizando diversos indicadores de productividad para medir distintos tipos de eficiencia: técnica, de recursos humanos, económica etc. En una segunda etapa, se engloban los distintos datos obtenidos en un índice de productividad global de la empresa, que nos va a indicar cuál es el estado general de la misma.  

Los beneficios de conocer el índice de productividad

Pese a que su cálculo pueda resultar complicado, por la gran cantidad de factores y valores a tener en cuenta, vale la pena realizar el esfuerzo de averiguarlo porque nos va a proporcionar información de gran valor:

  • El índice de productividad nos permite saber si la empresa está consiguiendo la rentabilidad adecuada.
  • Permite detectar errores o área de mejora de cara a aumentar la eficiencia, rentabilidad y productividad de la empresa.
  • Es un índice idóneo para definir objetivos a partir del mismo: por ejemplo, mejorar dicho índice en un porcentaje determinado dentro de unos plazos definidos.

 

¿Cómo podemos aumentar el índice de productividad de nuestra empresa?

Existen dos grandes estrategias para aumentar la productividad de una empresa:

  • Reducir los costes
  • o bien,
  • Aumentar los ingresos, ofreciendo productos o servicios de mayor calidad.

La reducción de costes

Existen múltiples formas de reducir los gastos de una empresa: bajando salarios, prescindiendo de personal o comprando materias primas más baratas. La reducción de costes como concepto teórico es una buena forma de aumentar  nuestro índice de productividad, siempre que consigamos mantener el nivel de ventas. Sin embargo, en la práctica no son pocas las empresas que fracasan en la implementación de esta estrategia porque, al ver disminuido su potencial humano y/o las materias primas utilizadas, la calidad de sus productos o servicios se resiente y acaban consiguiendo menos ventas.

Aumentar las ventas

También es posible mejorar el índice de productividad de la empresa manteniendo (y en algunos casos incluso aumentado) los costes. Pero para ello es necesario elevar los beneficios aumentando el número de ventas. Y esto se puede conseguir:

  • Invirtiendo en técnicas e infraestructuras más eficaces.
  • Aumentando la calidad de nuestros artículos y/o servicios.
  • Poniendo en marcha campañas efectivas de marketing y publicidad.
  • Mejorando la distribución.
  • Incorporando a nuestra plantilla a los mejores profesionales.
  • Motivando e incentivando a nuestros propios trabajadores.
  • Poniendo en marcha planes de formación y capacitación.
  • Aplicando estrategias de mejora continua.

  En resumen, pese a que la productividad se basa en una fórmula global aparentemente sencilla sustentada dos factores básicos: beneficio y coste, en la práctica los indicadores utilizados pueden variar de una empresa a otra, en función del tipo de actividad a que se dedica y su tamaño. Una vez conocido cuál es nuestro índice o nivel de productividad podemos intentar mejorarlo, siendo a medio y largo plazo más efectivas las políticas de inversión en mejora de la tecnología y del equipo humano, que los recortes directos en gastos de personal, infraestructuras o materiales.   Post relacionados: