Los grandes beneficios del agua quizá sean el motivo por el que desde la Antigüedad, el hombre la ha utilizado e incluido en muchos de ritos, y todavía hoy forma parte de muchas costumbres culturales.
El agua es, por ejemplo, el elemento principal del bautismo, con una simbología muy importante, ya que es el elemento que ayuda a convertir a una persona en una religión y a hacerla partícipe de la fe. Así, con la inmersión en agua bendecida, un niño bautizado cambia su condicìón.
Se trata de un acto simbólico que, de la misma manera que se pasa de estar seco a estar mojado, al impregnarse con el agua, el bebé es acogido por su nueva fe, que lo baña y lo transforma.
Otro uso ritual del agua son las abluciones, que no son estrictamente acciones de higiene, sino que la persona no se limpia, solo deja que el agua recorra su piel para ayudarle a transformarse, a purificarse, de la misma manera en la que lo hace el bautismo.
En este caso, el agua sirve para confirmar una y otra vez la fe y para que el creyente pueda presentarse limpio ante su deidad.
Otro uso del agua como medio imprescindible son los baños iniciáticos, que se realizan de forma habitual en fuentes de agua con un significado ritual, cultural y mágico. También se trata de un ritual parecido a un bautismo, en el que la persona, normalmente un joven, entra en el agua y, al pasar bajo la cortina de agua, se expone a cambiar su naturaleza, un momento de transición que representa el paso de la infancia a la madurez.
El agua de la fuente de agua en la oficina no simboliza un cambio o transformación tan evidente como los citados, pero en cualquier caso, ofrece algo tan básico y esencial como un agua de calidad sinónimo de salud y bienestar.
Imagen cortesía de Keattikorn
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