El agua nos hace modelos muy naturales


Algunos animales pequeños, que carecen de base esquelética, aprovechan una de las cualidades del agua más apreciadas con notable ventaja. Se trata de la fuerza de cohesión natural del fluido, una condición muy particular de su física y su química.

Los puentes que forman las moléculas de hidrógeno en la combinación básica del agua, mantienen ambos elementos, oxígeno e hidrógeno. unidos de manera solidaria, de forma compacta, convirtiendo al agua en un fluido muy singular.

Los animales sin esqueleto aprovechan esta fuerza para mantener sus cuerpos tensos, erguidos, proyectados en el espacio y con una movilidad asociada que a veces sorprende por su simplicidad, pero a la vez también por su eficiencia.

De cierta manera, los seres humanos también se aprovechan de esta cualidad del agua, la cohesión, para dar forma a los órganos del interior del organismo.

Unos pulmones que no estuvieran suficientemente hidratados, por ejemplo, no tendrían la elasticidad suficiente en su estructura y no podrían extenderse lo suficiente como para dejar pasar el aire de manera correcta.

Lo mismo ocurre con los volúmenes que adquieren los intestinos, el corazón o la piel, que sin la hidratación suficiente, se pegarían y dificultarían en gran medida los movimientos internos de los órganos, es decir, movimientos involuntarios, como los peristálticos, pero también los movimientos externos voluntarios, los del esqueleto, los músculos y la piel.

Por todos estos motivos es importante pensar en ello cada vez se bebe agua y satisface la sed, y tener en mente que parte de lo que se consigue con el agua consiste en dar forma al cuerpo para conservar toda la estructura de su organismo.