Además de las aptitudes, los objetivos actitudinales son muy importantes en el contexto de cualquier empresa. Están relacionados con el «saber ser» o «saber actuar» y deben entrenarse para desempeñar el papel necesario en cada situación a la que pueda enfrentarse cualquier trabajador.
Son objetivos o competencias muy necesarias para el desempeño profesional y, sin ellos, el resto de conocimientos pueden verse desaprovechados. En este artículo te contamos cuáles son los objetivos actitudinales que puedes trabajar con tus empleados y que os permitan trabajar de un modo eficaz y saludable para todos.
La actitud: herramienta fundamental
Cualquier cosa que hacemos está determinada por nuestra actitud. Por eso, cuando una empresa selecciona personal, también debe fijarse en las capacidades actitudinales de los candidatos. Se valorará el optimismo o la proactividad, pero también que sepa trabajar en equipo.
Esas capacidades que tienen que ver con la actitud deben, después, aplicarse en el puesto de trabajo. Para reforzar esta aplicación, los responsables de equipo pueden desarrollar estrategias para establecer objetivos actitudinales y medir los resultados.
Competencias actitudinales
Estas son algunas de las competencias que tienen que ver con la actitud y pueden ayudarte a establecer los objetivos actitudinales que necesitas para mejorar tu cadena de suministro.
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Optimismo: con un carácter optimista, siendo positivos, afrontamos mejor los retos que se nos puedan plantear en el día a día. Superaremos mejor las dificultades y eso nos llevará a obtener mejores logros. Además, el optimismo puede mantener alejado el estrés y hacernos más productivos.
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Proactividad: ser proactivo implica asumir las riendas, tomar decisiones y ser responsable de ellas con todas las consecuencias. Gracias a la proactividad, una persona busca constantemente soluciones alternativas
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Resiliencia: la capacidad con la que asumimos de un modo flexible las situaciones límite a las que nos enfrentamos en el trabajo es la resiliencia. Lograr este objetivo implica ser consciente de las capacidades que poseemos y a partir de las cuales establecemos metas y objetivos. En el camino, cualquier obstáculo lo veremos como una oportunidad de aprender y crecer.
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Trabajo en equipo: es fundamental trabajar en equipo. Esta aptitud debe entrenarse, pero también requiere la sintonía entre todos los miembros y el criterio de los superiores a la hora de formar equipos de trabajo.
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Creatividad: las personas creativas encuentran soluciones distintas a los problemas, lo que facilita las probabilidades del equipo de resolver los retos con éxito.
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Adaptabilidad: una persona que sepa adaptarse a las circunstancias se frustrará menos y logrará completar más rápidamente sus tareas.
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Responsabilidad: es importante asumir las propias responsabilidades y ser consciente de cuáles son nuestras tareas y objetivos. Si cada persona miembro de un equipo hace frente a sus responsabilidades, el conjunto se verá beneficiado.
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Capacidad de organización: es una aptitud necesaria en cualquier puesto. Debemos aprender a priorizar las tareas y enfrentarnos primero a las más urgentes y, por último, a las menos urgentes.
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Flexibilidad: la rigidez está desaconsejada entre los objetivos actitudinales. Afrontar las tareas desde el manido «así se ha hecho siempre», no ayuda al equipo ni al individuo. Ser flexible implica escuchar y adoptar las opiniones y modos de hacer las cosas de los otros.
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Aprendizaje continuo: una persona que pierde el interés por aprender, también pierde el interés por todo lo demás. Superar retos formativos, nos hará crecer laboralmente y eso, de nuevo, beneficia a toda la estructura empresarial.
Mejorar procesos gracias a los objetivos actitudinales
Estas competencias actitudinales ayudan a mejorar el proceso productivo de la empresa. Ofrecer un servicio bien valorado por el cliente depende mayoritariamente de las personas que trabajan en la empresa. Por eso, te conviene motivar la consecución de objetivos actitudinales, pero no es suficiente con establecerlos. Monitorizar el talento es una buena práctica para cualquier empresa y solo así un supervisor puede saber si se cumplen los objetivos que se han fijado entre los empleados.
Estas metas actitudinales deben lograrse todos juntos, al mismo tiempo que se trabajan aptitudes y actitudes para lograr la cohesión de un equipo motivado, comprometido y en el que cada integrante conoce sus responsabilidades. En este sentido, las actividades de team building son grandes aliadas.
Para ofrecer un excelente servicio al cliente, es útil trazar una estrategia con diferentes puntos:
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Determina unos objetivos actitudinales relevantes y alcanzables.
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Establece los indicadores necesarios para medir los resultados.
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Define y comunica los roles y responsabilidades de cada miembro del equipo.
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Con los datos obtenidos, puedes mejorar la toma de decisión a la hora de establecer mejoras en los procesos y tareas.
Sé el primero en dar ejemplo con tu actitud; los demás seguirán al líder y, juntos, ¡conseguiréis los objetivos marcados!